Juan 17:19 . Y por ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos mismos sean consagrados en la verdad . Fue precisamente con el propósito de llevarlos a una consagración como la Suya que toda Su obra de amor y sacrificio había sido emprendida libremente. Podría haber dicho 'Fui consagrado', un pensamiento que tiene su perfecto paralelo en el cap.

Juan 10:36 . Pero habla de consagrarse a sí mismo, en parte porque entró en su consagración con perfecta aquiescencia y libertad; en parte, quizás principalmente, porque Él está pensando en esa obra de Sumo Sacerdote que ahora estaba inmediatamente inminente. (Se observará que no siempre se mantiene la forma de expresión proléptica: ver Juan 17:13 .

) Las siguientes palabras expresan, con especial referencia a los discípulos, el fin que Jesús había querido alcanzar. Es que su consagración podría ser la contrapartida exacta de la Suya ('ellos también'); para que actúen en él como parte libre e independiente, dedicándose con fe personal a la tarea que les ha sido asignada ('ellos mismos'), y que todo se haga 'en verdad', no simplemente verdaderamente, sino conforme a la realidad. , lo esencial, lo eterno (comp.

en Juan 17:17 ). Finalmente, notemos que la consagración de la que se habla es, tanto en el caso de Jesús como en el de sus discípulos, no un proceso sino un acto que se completa de una vez, en su caso, cuando, reuniendo en una sola vista todos sus trabajos y sufrimientos, Él los presentó como un sacrificio vivo a Su Padre: en los de ellos, cuando de la misma manera están capacitados para presentarse como sacrificios vivos en Su único sacrificio perfecto.

Así concluye la segunda parte de la oración, cuyo encargo principal ha sido que los discípulos, que están a punto de ser enviados al mundo para llevar a cabo allí la obra de Jesús, y que por este motivo han recibido el nombre de El Padre se les manifestó para que puedan conocer al Padre, y la palabra del Padre les ha sido dada para que puedan proclamar al Padre, puedan ser preservados por el Padre del mundo y puedan exhibir una consagración perfecta a la obra del Padre. Así será glorificado el Padre en ellos, como fue glorificado en el Hijo, quien cumplió la obra que le había sido encomendada.

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