Ningún hombre hizo ni puede hacer por Dios más de lo que Él requiere; y ningún simple hombre cumplió con todo su deber. Por supuesto, ningún hombre puede realizar obras de supererogación, es decir, más que suficiente para salvarse a sí mismo; no puede hacer lo suficiente para asegurar su propia salvación, ni puede jamás ser salvo excepto por la gracia de Dios en Jesucristo.

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Antiguo Testamento