Porque la carne no la destruyas ; no dañes el carácter religioso de tu hermano, por el bien de tu propia indulgencia, ni hagas nada que tienda a destruirlo.

En verdad, todas las cosas son puras ; toda clase de alimentos sanos son en sí mismos inocentes, pero si tu participación en ellos hace que tu hermano peque, o lo lastima, está mal que lo hagas.

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Antiguo Testamento