No pudieron expulsar a los habitantes del valle debido a su incredulidad, a través de la cual desconfiaron del poder de Dios para destruir a los que tenían carros de hierro, y así dieron paso a su propio miedo y pereza, por lo que Dios fue provocado a retirar su mano amiga.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad