A la sangre rociada, - Nosotros que nos hemos unido a Cristo, nos hemos comprometido a adherirnos a la sangre de Cristo, ofrecida por él, ya sea como nuestro Sumo Sacerdote en el cielo, o como ratificando el pacto del cual él es el Mediador. —Sangre, que aunque derramada por manos malvadas, tiene una tendencia muy diferente a la del justo Abel: porque la sangre de Abel clamó a Dios desde la tierra por venganza, y la consecuencia fue que Caín fue escondido del rostro de Dios; mientras que la sangre de Cristo habla de bondad y favor, consuelo y paz, y el disfrute de la presencia de Dios para siempre.

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