Tiatira, - era una ciudad limítrofe tanto con Asia como con Lidia; y esta mujer parece haber derivado su nombre de este último por ese motivo. Ella era una prosélita de la puerta; es decir, una que adoraba al Dios verdadero, aunque no se ajustaba a la ley judía en todos sus ritos y ceremonias. Escuchó a San Pablo con gran atención; y, por la bondad y la gracia de Dios, su corazón fue afectado y su mente convencida de la verdad y excelencia de la religión cristiana, la cual inmediatamente abrazó con el corazón hacia la justicia y fue bautizada con toda su familia.

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