Y Pilato escribió un título:El gobernador, como de costumbre, puso un título o escritura en la cruz, que significaba el crimen por el cual Jesús fue condenado: esta escritura estaba en caracteres negros, en una pizarra blanqueada, y en los idiomas hebreo, griego y latín, que los extranjeros , así como los nativos, podrían ser capaces de leerlo. Todos los evangelistas han dado cuenta del título, pero las palabras del mismo son diferentes en cada uno: la diferencia, sin embargo, puede haber surgido fácilmente de los idiomas en los que estaba escrito el título; pues un evangelista pudo haber inscrito las palabras de la inscripción griega, un segundo podría traducir el hebreo, un tercero el latín y un cuarto pudo haber dado una traducción diferente al hebreo o al latín. Así, la inscripción del título puede ser dada exactamente por cada uno de los evangelistas, aunque las palabras que han mencionado sean diferentes, especialmente porque todos están de acuerdo en su significado. Se ha observado que este título fue escrito enLatín, por la dignidad del imperio romano; en hebreo, por el lugar en que se infligió el castigo; y en griego, debido a la gran con-fluencia de los judíos helenísticos que había en ese momento en Jerusalén; y porque el griego era entonces un idioma muy universal.

La inscripción colocada en el templo para prohibir a los extraños entrar dentro de esos límites sagrados, estaba escrita en estos tres idiomas. Es verdaderamente notable que, por influencia de la divina Providencia, la cruz de Cristo llevara una inscripción en los idiomas de aquellas naciones que pronto serían sometidas a su fe; porque no sólo la religión judía iba a cederle lugar, sino también el saber griego y la fuerza romana. La inscripción, sin embargo, disgustó mucho a los principales sacerdotes, porque como representaba el crimen por el cual Jesús fue condenado, insinuaba que había sido reconocido como el Mesías. Además, al ser colocado sobre la cabeza de quien estaba sufriendo el castigo más infame, implicaba que todos los que intentaran liberar a los judíos deberían llegar al mismo final. Por qué, La fe y la esperanza de la nación, siendo así ridiculizadas públicamente, los sacerdotes se sintieron muy ofendidos y acudieron a Pilato con gran preocupación, deseando que se modificara la escritura; pero Pilato habiendo querido claramente la afrenta, porque los judíos lo habían obligado a crucificar a Jesús, contrario a su juicio e inclinación; rechazó su aplicación con cierta calidez y con esa inflexibilidad que los historiadores representan como parte de su carácter.

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