Y a la templanza del conocimiento; ya la templanza, paciencia; ya la paciencia la piedad. - Y en tu conocimiento [ suplir ] dominio propio, y en tu dominio propio, paciencia, y en tu paciencia, piedad. En otras palabras, su discernimiento entre el bien y el mal debe conducir a evitar el mal y elegir el bien, es decir, al control de sus propias propensiones ilegales; y al refrenarlos, debes soportar las dificultades con paciencia; y tu paciencia no debe ser el desafío imperturbable del salvaje, o la resistencia autosuficiente y autosuficiente del estoico, sino una confianza humilde y amorosa en Dios.

La virtud y el conocimiento son enérgicos y progresivos; se ejercen en el desarrollo de los poderes implantados en nosotros. El autocontrol y la paciencia son restrictivos y disciplinarios; se ejercen para controlar y regular los reclamos en conflicto de muchos poderes coexistentes, a fin de reducir todo a la armonía. Hay un punto especial en que se coloque el "autocontrol" como consecuencia del "conocimiento". Los falsos maestros insistirían en que el conocimiento conducía a la libertad, lo que para ellos significaba la emancipación de todo control.

El autodominio es para el mundo en general lo opuesto a la libertad; para el cristiano es otro nombre: ese servicio que es perfecta libertad. Tener paciencia con el mundo es aceptar la pérdida y el sufrimiento; para el cristiano es ganar el mejor de los premios: "con su paciencia ganarán sus almas".

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