Estos hombres, que no son ni ladrones de iglesias. - Mejor, ladrones de templos. No era inusual que los escritores de la época isabelina aplicaran el término, que limitamos a los edificios cristianos, a los templos paganos. Hablarían, por ejemplo, de la "iglesia" de Diana, o de la "capilla" de Apolo. El sustantivo correspondiente para "robar templos" o "sacrilegio" se encuentra en las inscripciones descubiertas por el Sr.

Wood (vi. 1, p. 14) entre las ruinas del Templo, como denotando un crimen al que se imponían las penas más severas. El testimonio del carácter general de San Pablo y sus compañeros, como se muestra tanto en palabras como en hechos, indica la tranquilidad y la tranquilidad con que habían predicado la verdad. Persuadieron, pero no ridiculizaron ni injuriaron. Esto fue, probablemente, más de lo que podría decirse de Alejandro y los judíos que lo propusieron. (Ver nota sobre Hechos 19:33 .)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad