Temiendo no haber caído sobre las rocas. - Literalmente, sobre lugares accidentados - los arrecifes de roca que fueron indicados por los rompientes y por la profundidad disminuida del agua.

Echaron cuatro anclas por la popa. - No era nada inusual que un barco estuviera equipado con este complemento de anclas. Así que César describe sus barcos como asegurados con cuatro anclas cada uno ( Bell. Civ. I. 25). En la navegación antigua, como en la moderna, las anclas solían echarse desde la proa. En las batallas del Nilo y de Copenhague, sin embargo, Nelson hizo anclar sus barcos en la popa, y el hecho deriva un interés peculiar de la declaración de que había estado leyendo Hechos 27 la mañana del compromiso.

El resultado de esta operación fue que el barco ya no estaba en movimiento y sería encontrado, cuando llegara la mañana, con la cabeza hacia la orilla. La tensión de la esperanza y el miedo, el suspenso que casi hace llorar a los hombres ...

"Y si nuestro destino es la muerte, alumbra y muramos"

se nos presenta vívidamente en las pocas palabras de San Lucas, "estaban orando por el día".

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