Pablo les rogó a todos que comieran carne. - Mejor, para llevar comida; y así en el siguiente verso. Una vez más, la intuición práctica del Apóstol —y más, quizás, su bondadosa simpatía humana— se manifiesta de manera prominente. Los soldados y los marineros necesitaban algo que los uniera después del incidente que acabamos de narrar. Todos eran responsables a la vez de la desesperación y la irritabilidad causadas por el agotamiento.

Que habéis demorado y continuado ayunando, sin haber comido nada. - Mejor, que sigáis al acecho, sin comer, sin comer de más. El inglés exagera un poco la fuerza del griego. La palabra "ayuno" no es la que se usa comúnmente en el Nuevo Testamento para expresar la total abstinencia de la comida. Era físicamente imposible que los doscientos setenta y seis que iban a bordo pudieran haber pasado catorce días sin comida.

Debemos creer que se habían distribuido escasas raciones a quienes venían a buscarlas; pero la tensión del suspenso era tan grande que no se habían sentado a comer con regularidad. No se habían llevado, como implica la última palabra, nada más allá de lo absolutamente necesario para mantener juntos el cuerpo y el alma. Lo que querían físicamente era comida y moralmente, la sensación de compañía restaurada; ya esto los condujo el consejo de San Pablo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad