Se arrepiente del mal, es decir, en el sentido de que por Su propia voluntad no quiso la muerte de un pecador. Los juicios de Dios, como sus misericordias, son condicionales. Así como el “Señor se arrepintió ( es decir, se entristeció) de haber hecho rey a Saúl sobre Israel” y revocó el nombramiento, así ahora se arrepiente del mal que caerá sobre su pueblo si es impenitente. Si se arrepienten, es posible que Él no lo haga.

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