Pero estas están escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. - Tenemos aquí el planteamiento del propio escritor sobre su objeto al escribir su narración, y también la explicación de lo que parece un final abrupto. Su objetivo es que aquellos para quienes escribe se conviertan en creyentes y lean en estos signos las verdades espirituales que se esconden detrás de ellos. Ha seguido paso a paso los desarrollos de la fe en los mismos Apóstoles, y esto ha alcanzado su etapa más alta en la confesión de Tomás.

Ha registrado la bienaventuranza de aquellos que creerán sin ver, expresada en las palabras de su Maestro. En la confesión de Tomás, y en el comentario de nuestro Señor, el objeto del autor encuentra su plena expresión, y con sus palabras el Evangelio encuentra su cierre adecuado. "No sean infieles, sino creyentes"; "Mi Señor y mi Dios"; “Bienaventurados los que no vieron y creyeron”, estas son las palabras que el autor escuchó y registró.

“Pero estas están escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”. Este es el objeto que tenía al grabarlos. Sobre el significado especial de estas palabras en relación con las herejías gnósticas de la época, comp. Introducción, pág. 378.

Y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. - Mejor, ... en Su nombre. Así, las últimas palabras nos devuelven a la primera. (Comp. Notas sobre Juan 1:4 ; Juan 1:12 .)

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