Pero él, dispuesto a justificarse ... - La pregunta implicaba una conciencia medio despierta e inquieta. Es una característica que sin duda parece pasar por su mente en cuanto a su amor por Dios. Allí sintió que estaba a salvo. Pero había dudas en cuanto al segundo mandamiento, y, como si sintiera que había habido un tono de reprensión en la respuesta de nuestro Señor, se vindica a sí mismo haciendo la pregunta: "¿Quién es mi prójimo?" Nadie, piensa, podría acusarlo de descuidar sus deberes con aquellos que vivían en el mismo pueblo, asistían a la misma sinagoga, que eran fariseos como él, o incluso israelitas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad