Se propone otra alternativa, que tiene menos que ver con la distinción entre judío y gentil, y en la que el Apóstol se mantiene más cerca de la forma general que ha asumido su argumento: “¿O piensas refugiarte en la bondad, la benevolencia y longanimidad de Dios? " Es cierto que Él es bueno y "no quiere la muerte del pecador", pero Su bondad no es absoluta e incondicional. Su objeto no es interferir con el justo castigo del pecado, sino a llevar a los hombres a arrepentirse de sus pecados, y así obtener la remisión.

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