Versículo 21. Si nuestro corazón no nos reprende.  Si somos conscientes de nuestra propia sinceridad, de que no practicamos el engaño y no usamos máscaras, entonces tenemos confianza en Dios ; podemos apelar a él por nuestra sinceridad, y puede venir con denuedo al trono de la gracia, para obtener misericordia, y hallar gracia para el auxilio en tiempo de necesidad. Y por eso dice el apóstol,

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