Versículo 1 Timoteo 5:25 . También las buenas obras de algunos... 
Aunque los que son muy santos y muy útiles en la Iglesia no pueden ser desconocidos, sin embargo hay otros no menos santos que necesitan ser presentados; que hacen mucho bien en privado; y su carácter y buenas obras no se conocen completamente hasta después de una diligente investigación. Estos son los que no dejan que su mano izquierda sepa lo que hace su derecha.

1. DESPUÉS de un examen tan largo y minucioso de los temas de este capítulo, poco queda por decir en cuanto a una explicación más amplia y satisfactoria. Todo el relato relativo a las viudas, quiénes eran, y cuál era su provisión, y cuál su ocupación, y cómo se mantenían, son para mí cuestiones de considerable dificultad. En las notas he dado la mejor explicación de los diferentes temas que tengo a mi alcance. Si el lector queda satisfecho y edificado, habré conseguido mi fin.

2. Sobre el tema de la imposición de las manos, o lo que vulgarmente pero impropiamente se llama ordenación, no he dicho mucho aquí, habiendo dado mi opinión sobre el tema en otra parte de estas notas. Ver nota en 1 Timoteo 3:1

Debo declarar de nuevo mi convicción de que lo que se dice sobre este tema en este capítulo, y de hecho en la epístola, debe entenderse más bien proféticamente y haber sido pensado para una época mucho más baja de la Iglesia cristiana. Me parece totalmente inexplicable que alguna persona, por motivos impuros o seculares, deseara ser nombrada para el cargo ministerial en ese momento, cuando la pobreza y la persecución eran lo menos que podían esperar razonablemente. Pero que muchos, después de que la Iglesia fue acreditada y establecida, y una amplia renta designada para sus ministros por los emperadores y reyes, deseen entrar en el sacerdocio por sus emolumentos, es una verdad melancólica, que la experiencia de cada año atestigua. Para aquellos que tienen la autoridad del Estado para nombrar ministros para la Iglesia, este capítulo es una lección solemne y terrible. Y no sólo para ellos, sino para todos los que tienen el nombramiento de ministros o predicadores en cada secta y partido. Cuán pocos son los que encenderían el fuego en el altar de Dios si no hubiera emolumentos seculares para ello. Me temo que el poeta escocés dijo la verdad cuando dijo: -

"'Tis gow'd makes sogers feight the fiercer,

Sin él, la predicación sería más escasa".


El oro o el dinero es el primum mobile en todos los ámbitos de la vida. ¡Proh dolor!

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