Verso 2 Corintios 8:9Porque vosotros conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo... Este era el argumento más fuerte de todos; y el apóstol lo insiste con una dirección admirable.

Vosotros conocéis... Conocéis el inefable amor de Dios al enviar a Jesucristo al mundo; y conocéis la gracia, la infinita benevolencia de Cristo mismo.

Que, aunque era rico... Poseedor, como creador, de los cielos y de la tierra, por vosotros se hizo pobre, se despojó a sí mismo, se despojó de toda reputación, tomó la forma de siervo y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz, para que vosotros, por su pobreza, por su humillación y muerte, os enriquecierais, recuperarais vuestra herencia perdida, os enriquecierais con todas las gracias de su Espíritu Santo y fuerais llevados por fin a su gloria eterna.

Si Jesucristo, como sostienen algunos, fuera sólo un simple hombre, ¿en qué sentido podría decirse que es rico? Su familia era pobre en Belén; sus padres eran también muy pobres; él mismo nunca poseyó ninguna propiedad entre los hombres desde el establo hasta la cruz; ni tuvo nada que legar a su muerte, sino su paz. ¿Y de qué manera la pobreza de un hombre podría hacer rica a una multitud? Estas son preguntas que, en el esquema sociniano, nunca pueden ser respondidas satisfactoriamente.

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