Versículo Hebreos 6:20 . Hacia dónde va el precursor... La palabra προδρομος, prodromos, no significa simplemente el que va o corre delante de otro, sino también el que muestra el camino, el que primero hace una cosa determinada; también las primicias. Así, en la Septuaginta, Isaías 28:4, προδρομος συκου significa las primicias de la higuera, o los primeros higos maduros.

A este significado de la palabra se refiere Plinio, Hist. Nat., lib. xvi., c. 26: Ficus et praecoces habet, quas Athenis PRODROMOS (προδρομος,) vocant. "La higuera produce algunos higos que están maduros antes que los demás, y éstos son llamados por los atenienses prodromos, precursores". La palabra es interpretada de la misma manera por Hesiquio; no aparece en ninguna otra parte del Nuevo Testamento, pero puede encontrarse en Ecclus. 12:8, y en  Isaías 28:4 , citado anteriormente de la Septuaginta. De esto podemos percibir inmediatamente el significado de la frase: Jesús es las primicias de la naturaleza humana que ha entrado en el reino celestial; el primer cuerpo humano que estaba maduro para la gloria, y maduro mucho antes que el resto de los hijos que participan de la carne y la sangre. Y ha entrado por nosotros, como primicias de todos los que han encontrado la redención en su sangre. Comparar Juan 14:2 ; 1 Corintios 15:20 ; 1 Corintios 15:23 ; y las notas allí.

La alusión metafórica es a la persona que lleva el ancla dentro de la cabeza del muelle, porque todavía no hay agua suficiente para llevar la nave; y a esto ya me he referido.

Según el orden de Melquisedec... Después de una larga digresión, el apóstol retoma su explicación de  Salmo 110:4 , que él había producido,Hebreos 5:6 ; Hebreos 5:10, para demostrar la permanencia del sumo sacerdocio de Cristo.

1. Tenemos en este capítulo una advertencia muy solemne contra la reincidencia y la apostasía, y esa negligencia y pereza que son sus precursoras. Un hombre no puede ser descuidado con respecto a Dios y al cielo, hasta que haya perdido su gusto por las cosas sagradas; y este gusto no puede perderlo mientras sea diligente y fiel. La más mínima desviación de la verdad y de la pureza puede llevarle, en última instancia, a negar, e incluso a injuriar, al Señor que le compró.

2. Todo creyente obediente en Cristo Jesús tiene tanto el juramento como la promesa de Dios de que hará que toda la gracia abunde para con él, pues al bendecirlo Dios lo bendecirá; puede estar muy agitado y angustiado, pero, mientras continúe en la obediencia de la fe, sorteará la tormenta. Su ancla está dentro del velo mientras su corazón esté bien con Dios. Jesús se ha adelantado para prepararle un lugar; y donde estén las primicias, allí estará pronto toda la masa. El que persevera hasta la muerte verá a Dios con tanta seguridad como lo hace ahora Jesucristo. El juramento y la promesa de Dios no pueden fallar.

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