Verso 63. Es el espíritu el que vivifica... Es el sentido espiritual de mis palabras el que debe ser atendido, y a través del cual se debe alcanzar la vida, 2 Corintios 3:6. Sólo los que comen y beben lo que he mencionado, en un sentido espiritual, deben esperar la vida eterna.

La carne no aprovecha nada... Aunque comierais mi carne y bebierais mi sangre, esto no serviría para vuestra salvación. Estas palabras contienen una advertencia para que los oyentes no entiendan sus palabras en sentido estrictamente literal, como si su cuerpo fuera realmente PAN, y como si su carne y su sangre fueran realmente para comer y beber.

Las palabras que hablo O, he hablado. En lugar de λαλω, hablo, leo λελαληκα, he hablado, con la autoridad de BCDKLT, otros trece; el siríaco, todo el árabe, todo el persa, el copto, el etiópico, el gótico, el eslavo, la Vulgata, toda la Itala; Orígenes, Eusebio, Atanasio, Basilio, Cirilo, Crisóstomo, Tertuliano, Ambrosias, Agustín, Gaudencio y Vigilio Taps. Esta es una lectura importante, y muestra claramente que las palabras de nuestro Señor aquí no se refieren a ningún punto nuevo de la doctrina que entonces estaba inculcando, sino a lo que había hablado acerca de su ser el pan vivo, y acerca de comer su carne, y beber su sangre, en los versos anteriores.

Son espíritu y son vida... Así como mis palabras deben entenderse espiritualmente, la vida que prometen es de naturaleza espiritual: véase el obispo Pearce.

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