Verso Juan 8:3. Una mujer sorprendida en adulterio... Algunos de los escritores papistas dicen que su nombre era Susana; que estaba desposada con un viejo decrépito, llamado Manasés; que murió como santa en España, adonde había seguido a Santiago. Estos relatos el juicioso Calmet los califica adecuadamente de fábulas.

Se admite que el adulterio era muy común en esta época, tan común que habían dejado de poner la ley en vigor contra él. Ya no se bebían las aguas de los celos, siendo tan numerosos los culpables o sospechosos de este delito; y los propios hombres culpables no se atrevían a juzgar a sus esposas sospechosas, pues se creía que las aguas no tendrían ningún efecto malo sobre la esposa, si el propio marido había sido criminal. Véase todo el proceso sobre las aguas de los celos en las notas sobre  Números 5:14,  y ver en Números 5:31

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