Verso Romanos 6:7 . El que está muerto está libre del pecado... δεδικαιωται, literalmente, es justificado del pecado; o, es liberado o librado de él. ¿No significa esto simplemente que el hombre que ha recibido a Cristo Jesús por la fe, y ha sido, a través de la creencia, hecho partícipe del Espíritu Santo, ha tenido su viejo hombre, todas sus malas propensiones destruidas; de modo que no sólo es justificado libremente de todo pecado, sino totalmente santificado para Dios? El contexto muestra que este es el significado. Se hace todo tipo de violencia a todo el alcance y diseño del apóstol, por la opinión de que "este texto es una prueba de que los creyentes no son completamente salvos del pecado en esta vida, porque sólo el que está muerto es liberado del pecado". ¡Entonces la muerte es su justificador y liberador! ¡Insinuación vil y abominable, altamente despectiva para la gloria de Cristo! El Dr. Dodd, en su nota sobre el versículo anterior, después de alguna crítica ineficiente sobre la palabra καταργηθη, destruida, que, según él, debería ser traducida como enervada, tiene el siguiente sentimiento muy poco evangélico: "El cuerpo del pecado en los creyentes es, en verdad, un tirano debilitado, vencido y depuesto, y el golpe de la muerte termina su destrucción." Así que, la muerte de Cristo y las influencias del Espíritu Santo sólo fueron suficientes para deponer y debilitar al tirano pecado; pero nuestra muerte debe entrar para efectuar su destrucción total. Así, nuestra muerte es, al menos parcialmente, nuestro Salvador; y así, lo que era un efecto del pecado (pues el pecado entró en el mundo, y la muerte por el pecado) se convierte en el medio para destruirlo finalmente. Es decir, el efecto de una causa puede llegar a ser tan poderoso, como para reaccionar sobre esa causa y producir su aniquilación. La divinidad y la filosofía de este sentimiento son igualmente absurdas. Sólo la sangre de Cristo limpia de toda injusticia; y la santificación de un creyente no depende más de la muerte que su justificación. Si se dice que "los creyentes no dejan de pecar hasta que mueren", sólo tengo que decir que son creyentes que no hacen un uso adecuado de su fe; y ¿qué más se puede decir de toda la manada de transgresores e infieles? Dejan de pecar cuando dejan de respirar. Si la religión cristiana no aporta más privilegios que éste a sus rectos seguidores, bien podemos preguntar en qué se diferencia el sabio del necio, pues ambos tienen un mismo fin. Pero todo el Evangelio enseña una doctrina contraria.

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