(9) Así que, ya sea que coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.

(9) La conclusión: debemos ordenarnos de tal manera que no nos busquemos a nosotros mismos, sino a la gloria de Dios, y así la salvación de todos los que podamos. En el que el apóstol no se arroja a los corintios (ni siquiera a su propio rebaño) como ejemplo, excepto para llamarlos a Cristo, a quien él mismo mira.

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