Aunque (1) hablo en lenguas de hombres y de (a) ángeles, y no tengo caridad, soy [como] metal que resuena, o un (b) címbalo tintineante.

(1) Razona en primer lugar la caridad, cuya excelencia demuestra primero con esto, que sin ella, todos los demás dones son como nada ante Dios. Y esto lo prueba en parte por una inducción, y en parte también por un argumento tomado del fin, por qué razón se dan esos dones. Porque, ¿para qué son esos dones sino para la gloria de Dios y el provecho de la Iglesia, como se ha probado antes? Para que esos dones, sin caridad, no tengan un uso correcto.

(a) Una amplificación muy seria del asunto, como si dijera: "Si hubiera lenguas de ángeles, y las tuviera, y no las usara en beneficio de mi prójimo, no sería nada más que una vana". y parloteo tipo de balbuceo ".

(b) Eso da un sonido grosero e incierto.

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