(6) Si confesamos nuestros pecados, él es (g) fiel y justo para (h) perdonarnos [nuestros] pecados y limpiarnos de toda maldad.

(6) Por tanto, el principio de la salvación es reconocer nuestra maldad y pedir perdón a aquel que perdona gratuitamente todos los pecados, porque ha prometido hacerlo y es fiel y justo.

(g) Entonces, nuestra salvación depende de la promesa gratuita de Dios, quien, debido a que es fiel y justo, cumplirá lo que ha prometido.

(h) ¿Dónde están entonces nuestros méritos? porque esta es nuestra verdadera felicidad.

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