(14) Lo amamos, porque él nos amó primero.

(14) Para que nadie piense que la paz de conciencia procede de nuestro amor como causa, vuelve a la fuente, es decir, al amor libre con el que Dios nos ama aunque merezcamos y merezcamos su ira. De aquí brota otra doble caridad, que son a la vez señales y testigos de eso primero, es decir, que amamos a Dios que nos amó primero, y luego por su amor también al prójimo.

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