(11) Por esto también damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando habéis recibido la palabra de Dios que habéis oído de nosotros, no la recibisteis como palabra de hombres, sino como es en verdad, el palabra de Dios, que obra eficazmente también en vosotros los que creéis.

(11) Habiendo aprobado su ministerio, elogia nuevamente (con ese fin y propósito del que hablé) la alegría de los tesalonicenses, que se debió a su diligencia en la predicación y su valiente paciencia.

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