(10) Pero desecha las fábulas profanas y de viejas, (11) y ejercítate [más bien] para (g) la piedad.

(10) Contrasta nuevamente la doctrina verdadera no solo con la doctrina falsa y apóstata, sino también con todas las artimañas vanas y curiosas.

(11) No solo es necesario que el ministro de la palabra sea sano en doctrina, sino también que su vida sea piadosa y religiosa.

(g) En el verdadero servicio de Dios.

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