Y para que seamos librados de (a) hombres irracionales y malvados: (2) porque todos [los hombres] no tienen fe.

(a) Quienes no cumplen o no se preocupan por su deber. (2) No es de extrañar que tantos odien el Evangelio, ya que la fe es un don poco común de Dios. No obstante, la Iglesia nunca será destruida por la multitud de los malvados, porque se basa y se basa en la fiel promesa de Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad