(5) Porque, ¿persuadiré ahora a los hombres, oa Dios? ¿O busco agradar a los hombres? porque si aún agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

(5) Una confirmación tomada tanto de la naturaleza de la doctrina misma como de la forma en que usó en las enseñanzas. Porque tampoco, dice, enseñé las cosas que agradan a los hombres, como lo hacen estos hombres que ponen parte de la salvación en las cosas externas y en las obras de la ley, ni me dispuse a procurar el favor de nadie. Y por lo tanto, el asunto mismo muestra que la doctrina que les entregué es celestial.

(h) Se refiere a los falsos apóstoles, que no tenían nada más que lisonjas para los hombres, y él, aunque no quiso menoscabar a los apóstoles, predica a Dios, y no para agradar a los hombres.

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