Ahora (1) digo, [que] el heredero, mientras es niño, en nada difiere del siervo, aunque es señor de todo;

(1) Él declara por otra doble semejanza, lo que dijo antes acerca del guardián y maestro de escuela. Porque, dice, la Ley (es decir, todo el gobierno de la casa de Dios según la Ley) era como un tutor o supervisor designado por un tiempo. Y cuando termine esa protección y supervisión que fue sólo por un tiempo, finalmente llegaríamos a estar en nuestra propia libertad y viviríamos como niños, y no como sirvientes. Además, muestra a lo largo del camino que el gobierno de la Ley era, por así decirlo, lo básico, y como ciertos principios, en comparación con la doctrina del Evangelio.

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