(16) Y el guardián de la cárcel, despertando de su sueño y viendo las puertas de la cárcel abiertas, sacó su espada y se habría matado, suponiendo que los prisioneros hubieran huido.

(16) El Señor misericordioso, tantas veces como quiere, trae a los hombres a la vida incluso en medio de la muerte, y si bien merecían justamente un gran castigo, les muestra una gran misericordia.

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