(17) ¡Oh profundidad de las riquezas, tanto de la sabiduría como del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus (g) juicios, y sus (h) caminos insondables!

(17) El apóstol clama como asombrado por esta maravillosa sabiduría de Dios, que nos enseña a reverenciar de una manera religiosa, y no a ser escudriñada con curiosidad y profanación más allá de los límites de lo que Dios nos ha revelado.

(g) El curso que tiene en el gobierno de todas las cosas, tanto en general como en particular.

(h) El orden de sus consejos y acciones.

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