(23) Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. (24) Nadie busque lo suyo, sino las riquezas de los demás. (25) Todo lo que se vende en el mercado de la carne, que coman sin preguntar nada por motivos de conciencia: (26) Porque de Jehová es la tierra y su plenitud. (27) Si alguno de los incrédulos os invita a un banquete, y estáis dispuestos a ir; todo lo que se les ponga delante, coman, sin hacer preguntas por el bien de la conciencia.

(28) Pero si alguno os dice: Esto es ofrecido en sacrificio a los ídolos, no comáis por causa del que lo mostró, y por causa de la conciencia, porque del Señor es la tierra y su plenitud. (29) La conciencia, Digo, no la tuya, sino de los demás: porque ¿por qué mi libertad es juzgada por la conciencia de otro? (30) Porque si por gracia participo, ¿por qué se me habla mal por aquello por lo que doy gracias? (31) Así que, ya sea que coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.

(32) No hagáis escándalo, ni a los judíos, ni a los gentiles, ni a la iglesia de Dios; (33) como yo agrado a todos en todo, no buscando mi propio beneficio, sino el de muchos, que pueden ser salvos.

No creo que sea necesario detener al lector con observaciones particulares sobre esos versículos. todo en ellos es claro y obvio. Pero solo quisiera comentar, qué estado de ánimo bendecido debe estar en ese hijo de Dios regenerado, que siempre puede tener en cuenta, y por medio de la gracia actuar en consecuencia, lo que el Apóstol ha dicho, de una manera general y comprensiva, de todos comportamiento. Todo lo que hacemos, ya sea que comamos o bebamos, es para la gloria de Dios.

Esto, si se sigue, haría que nuestras comidas más comunes llevaran consigo un sabor que sería sacramental. Y es muy cierto que muchos creyentes bendecidos, por la unción del Espíritu Santo, disfrutan más de Jesús en su propia mesa, que todas las personas no regeneradas disfrutan de Jesús en la mesa del Señor. Y debe ser así. Porque, ¿cómo un alma no despierta soportará y conocerá el sonido de gozo? ¿Cómo puede un alma muerta en delitos y pecados, realizar un acto vivo de fe en un Salvador vivo, o comer espiritualmente del cuerpo y la sangre de Cristo? Pero el que pone todo en Cristo, hace de Cristo lo que Jehová lo hizo, el primero y el último, el Autor y Consumador de la salvación: este creyente verdaderamente regenerado tiene la gloria de Dios a la vista, en todos los actos de providencia y gracia; en ordenanzas, y todos los medios de vida social y piadosa.

Esto es lo que el Apóstol en otra parte llama, el conocimiento del amor de Cristo, que sobrepasa todo entendimiento, y está lleno de toda la plenitud de Dios, Efesios 3:19 .

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