Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles; y entonces recompensará a cada uno según sus obras. (28) De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre venir en su reino,

Estos versículos se mezclan como si expresaran la misma verdad. Cada venida de Cristo es gloriosa, tanto cuando viene primero para despertar un alma, como en todas las visitas posteriores de su gracia, hasta que finalmente viene para llevar a la gloria a su hogar redimido. Y Jesús pone su nombre, el Amén, el testigo fiel, de la verdad de que algunos de los presentes en ese momento no verían la muerte, como el santo Simeón, hasta que hubieran visto el reino de gracia de Cristo, que los llevaría a un seguro reino de gloria. Y esto se cumplió en el día de Pentecostés, y se cumple en cada caso de un alma redimida, cuando se despierta de las tinieblas a la luz, y del poder del pecado y de Satanás al Dios viviente.

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