Si explicamos estas deliciosas palabras con la mirada puesta en la iglesia del evangelio en Cristo Jesús, entonces el sentido será hermoso: porque esto será para ofrecer alabanza a Dios el Padre, en y por Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, nuestro Altar, nuestro Sacrificio. . Y a tales personas se prometen aquí de la manera más misericordiosa las bendiciones del Espíritu, para conducir y guiar a toda la verdad, al contemplar, aceptar y regocijarse en la salvación rica, libre y soberana de Dios por medio de Jesús.

REFLEXIONES

¡LECTOR! Siempre es provechoso, al hacer declaraciones comparativas entre la ley y el evangelio, contemplar la misericordia misericordiosa de nuestro Dios en el único sacrificio todo suficiente y perfecto del amado Hijo de Dios. De hecho, no es que cualquier otro sacrificio haya sido o pueda tener la intención de quitar el pecado: porque ni la sangre de toros ni de machos cabríos poseía eficacia alguna para este fin; pero eran representaciones oscuras de Aquel que era el Cordero inmolado desde la fundación del mundo.

Pero mientras aquí contemplamos a los judíos descansando en los medios y olvidándose del fin, tomando la sombra y pasando por alto la sustancia; que tú y yo estemos muy celosos de nuestro corazón como cristianos, para que no caigamos en el mismo error. ¿Y no hay peligro, incluso ahora bajo la dispensación del Evangelio, si descansamos en cualquier ordenanza, por más deliciosa que sea en sí misma, y ​​nos olvidamos del Señor de la ordenanza? Si voy a la mesa del Señor, y al participar de ese banquete en un sacrificio, olvido que es el sacrificio del cuerpo y la sangre de Jesús, y no el banquete en ellos, que es el medio de la aceptación de mi alma ante Dios. ? ¿Y no son todos los comulgantes indignos de este tipo? 

¿No habla el Señor a todo profano, a todo carácter moralista, como en este Salmo? ¿No reprende solemnemente, de una manera aún más especial, a los que ministran en las cosas santas, si ministran con las manos inmundas y sin mirar enteramente a Jesús: ¿Qué tienes que hacer para declarar mis estatutos, o qué debes hacer? ¿tomas mi pacto en tu boca? El Señor imprime, tanto al ministro como al pueblo, el debido sentido de estas cosas, para que ambos puedan ofrecer el sacrificio de Cristo y su justicia, a fin de glorificar así a Dios Padre, que ha presentado a su Hijo como propiciación por medio de fe en su sangre; y en sus propias almas sean enseñados por Dios con tanta dulzura, que tengan una visión clara y un rico disfrute de la salvación de Dios.

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