- 
                
                
Entonces respondió Job y dijo:
             
                    - 
                
                
— Ciertamente yo sé que es así. ¿Y cómo se ha de justificar un hombre ante Dios?
             
                    - 
                
                
Si uno quisiera contender con él, no le podría responder una sola cosa entre mil.
             
                    - 
                
                
Él es sabio de corazón y poderoso en fuerza. ¿Quién se ha endurecido contra él y ha salido ileso?
             
                    - 
                
                
Él arranca las montañas de su lugar, y ellas no saben que, en su furor, las trastorna.
             
                    - 
                
                
Él sacude la tierra en su lugar y estremece sus columnas.
             
                    - 
                
                
Él manda al sol, y este no brilla; y pone un sello a las estrellas. 
             
                    - 
                
                
Por sí solo extiende los cielos y camina sobre las ondas del mar.
             
                    - 
                
                
Él hizo la Osa Mayor, el Orión, las Pléyades y las constelaciones del sur.
             
                    - 
                
                
Él hace cosas tan grandes que son inescrutables, y maravillas que no se pueden enumerar.
             
                    - 
                
                
Si él cruza junto a mí yo no lo veo; él pasa sin que yo lo perciba.
             
                    - 
                
                
Si él arrebata, ¿quién lo hará desistir? ¿Quién le dirá: “¿Qué haces?”?
             
                    - 
                
                
Dios no detendrá su ira; bajo él se postran los que ayudan a Rahab.
             
                    - 
                
                
»¿Cómo, pues, podré responderle? ¿Podré yo escoger mis palabras para con él?
             
                    - 
                
                
Aun siendo justo, no podría responderle; más bien, pediría clemencia en mi causa.
             
                    - 
                
                
Si yo le invocara y él me respondiese, yo no podría creer que escuchara mi voz.
             
                    - 
                
                
Porque me aplasta con tormenta, y aumenta mis heridas sin causa.
             
                    - 
                
                
No me deja cobrar aliento sino que me colma de amarguras.