• Salmo 22:3

    Pero tú eres santo. ¡Tú, que habitas entre las alabanzas de Israel!

  • Salmo 22:4

    Nuestros padres esperaron en ti: Esperaron, y tú los libraste.

  • Salmo 22:5

    Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron defraudados.

  • Salmo 22:6

    Pero yo soy un gusano y no un hombre, objeto de la afrenta de los hombres y despreciado del pueblo.

  • Salmo 22:7

    Todos los que me ven se burlan de mí. Estiran los labios y mueven la cabeza diciendo:

  • Salmo 22:8

    “En el SEÑOR confió; que él lo rescate. Que lo libre, ya que de él se agradó”.

  • Salmo 22:9

    Pero tú eres el que me sacó del vientre; me has hecho estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.

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