Que permanezca, pues, en vosotros lo que habéis oído desde el principio. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.

Que esa verdad con respecto al Padre y al Hijo, como una semilla no simplemente caída, sino que haya echado raíces.

Vosotros - de pie enfáticamente al comienzo de la oración griega. Vosotros, pues, reconocéis al Hijo, así tendréis también al Padre.

Desde el principio - del Evangelio que os está siendo predicado.

Permanecer - 'permanecer'.

Vosotros también - en vuestro turno: distinguidos de 'lo que habéis oído', la semilla que permanece en vosotros. Comparar, "la unción... permanece en vosotros... vosotros permaneceréis en Él". Habiendo tomado en nosotros la semilla viva de la verdad acerca del Padre y del Hijo, somos transformados a la semejanza de Aquel cuya semilla tenemos.

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