Jeremias 17:14-18

Sáname, Yahveh, y seré curado; sálvame, y seré salvado; porque tú eres mi alabanza.

Oración del profeta pidiendo la liberación de los enemigos a quienes excitaba con sus fieles denuncias.

Sáname, Señor, y seré curado; sálvame, y seré salvado - no sólo hazme sano (en cuanto a los males del alma como del cuerpo a los que estoy expuesto por el contacto con enemigos impíos, y que a los ojos del hombre, parecen "incurables", y "se niegan a ser curados"), sino mantenme así.

Tú eres mi alabanza - Aquel a quien tengo que alabar por favores pasados, y por lo tanto a quien sólo miro para el tiempo venidero.

Versículo 15. Dicen... ¿Dónde está la palabra del Señor? - ("Dicen (en burla provocadora): Que se apresure y acelere su obra, para que la veamos", etc.; ). ¿Dónde está el cumplimiento de las amenazas que proferiste como de parte de Dios? Una característica de la última etapa de la apostasía, ("Diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida?")

Versículo 16. No me he apresurado a dejar de ser pastor - No he rehusado que me llamaras a ser profeta, por doloroso que me resultara decir lo que seguramente irritaría a los oyentes; por lo tanto, no me abandones. Voy a seguirte, literalmente, en pos de ti; como un subpastor que te sigue a ti, "el Pastor Principal".

Ni he deseado el día de la calamidad - No he deseado el día de la calamidad, aunque preveo que está a punto de llegar a mis compatriotas; por lo tanto, no tienen razón para perseguirme.

Tú lo sabes - Apelo a ti por la verdad de lo que afirmo.

Lo que salió de mis labios - mis palabras, frase que implica el deber de "poner vigilancia ante la boca, y guardar la puerta de los labios".

Justo delante de ti - más bien, 'estaba delante de ti'; era conocido por ti.

Versículo 17. No me aterrorices - es decir, abandonándome; lo único que temo es que tú me abandones: si tú estás conmigo, no temo el mal de mis enemigos.

Versículo 18. Destrúyelos con doble quebrantamiento", en hebreo. Sobre "doble", es decir, abrumadora, véase la nota .