Así ha dicho Jehová: Voz se oyó en Ramá, lamentación y llanto amargo; Raquel llorando por sus hijos no quiso ser consolada por sus hijos, porque no los tuvo.

Ramá - en Benjamín, al este del gran camino del norte, a dos horas de camino de Jerusalén. Raquel, que toda su vida había suspirado por tener hijos, y que murió de "dolor" al dar a luz a Benjamín, por lo que le puso por nombre Benoni, "hijo de mi dolor" (margen; ), y fue enterrada en Ramá, cerca de Belén, es representada levantando la cabeza de la tumba, y prorrumpiendo en "llanto" al ver toda la tierra despoblada de sus hijos, los efrateos. Ramá fue el lugar donde Nabuzaradán recogió a todos los judíos encadenados, antes de su traslado a Babilonia. Por eso Dios la consuela con la promesa de su restauración.  Mateo 2:17, cita esto como cumplido en la masacre de los inocentes bajo Herodes. Un acontecimiento menor y otro mayor, de épocas diferentes, pueden responder al sentido único de un pasaje de la Escritura, hasta que la profecía se agote" (Bengel).

Además de la referencia temporal a los exiliados en Babilonia, el Espíritu Santo prefiguró finalmente en última instancia el exilio del Mesías en Egipto, y la desolación causada en la vecindad de la tumba de Raquel por la masacre de Herodes de los niños, cuyas madres tenían "hijos de dolor" (Benoni), al igual que Raquel. El regreso del Mesías (el representante de Israel) de Egipto, y la futura restauración de Israel, tanto el Israel literal como el espiritual (incluyendo a los inocentes), en el segundo advenimiento del Señor, son antitípicos de la restauración de Israel de Babilonia, que es el motivo de consuelo esgrimido aquí por Jeremías. La cláusula: "No estaban" - es decir, estaban muertos, no se aplica tan estrictamente a los exiliados en Babilonia como a la historia del Mesías y Su pueblo-pasado, presente y futuro. Así que las palabras: "Hay esperanza en tu fin", se cumplirán en última instancia, cuando Raquel se reúna con sus hijos asesinados en la resurrección, al mismo tiempo que el Israel literal será restaurado. "No fueron", en hebreo, es singular; cada uno no fue; cada madre en la masacre de Belén sólo tenía un hijo que lamentar, como implica la limitación de edad en la orden de Herodes, "dos años o menos". Este uso del singular distributivo (las madres lloraban separadamente, cada una por su propio hijo) es una coincidencia entre la profecía de la masacre de Belén y el acontecimiento, tanto más notable cuanto que no era obvia: el singular, también, es apropiado en cuanto al Mesías en Su exilio egipcio, que iba a ser un objeto principal del lamento de Raquel.

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