Nosotros (los cristianos) somos de Dios, hemos recibido el Espíritu; nosotros, los apóstoles de Cristo, fuimos legítimamente enviados por él. --- El que conoce a Dios, nos oye, etc. Es decir, los que aman y sirven a Dios, y cumplen con la doctrina de su Hijo Jesucristo, escuchan y siguen la doctrina que él nos encargó enseñar. --- El que no es de Dios, no nos escucha. Los que no son de Dios, que se niegan a escuchar y obedecer la voz de la Iglesia y aquellos a quienes Cristo designó para gobernar su Iglesia, como se ha observado en otros lugares.

--- En esto conocemos el Espíritu de verdad y el espíritu de error. Aquí San Juan les da la segunda marca y regla general, para preservarlos a ellos ya todos los cristianos de errores y herejías hasta el fin del mundo. El que conoce a Dios, nos escucha a los apóstoles, a quien él envió, y escucha a nuestros sucesores, investidos con la misma misión y autoridad, a quien Cristo envió, como lo envió su Padre celestial, a quien designó para gobernar su Iglesia, y a quien prometió. permanecer hasta el fin del mundo. (Witham)

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