A la obediencia y la aspersión de la sangre de Jesucristo; es decir, ser salvo por los méritos de su muerte y pasión. (Witham) --- Las tres Personas divinas conspiran en la salvación de los elegidos. El Padre como principio de su elección, por su eterna presciencia; el Hijo como víctima de sus pecados y fuente de todo mérito; el Espíritu Santo como espíritu de adopción y amor, animándolos y santificándolos y llevándolos a la gloria.

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