Según la presciencia de Dios: hablando según la manera de los hombres. Estrictamente hablando, no hay presciencia, ni más allá de la presciencia, para Dios: pero todas las cosas le son conocidas como presentes desde la eternidad en la eternidad. Por lo tanto, esto no es otro que un ejemplo de la condescendencia divina hacia nuestras bajas capacidades. Elegido - Por el amor libre y el poder omnipotente de Dios sacado del mundo, separado del mundo.

La elección, en el sentido de las Escrituras, es que Dios hace algo en lo que nuestro mérito o poder no tienen parte. La verdadera predestinación, o pre-nombramiento de Dios es, el que crea será salvo de la culpa y el poder del pecado. El que persevere hasta el fin, será salvo eternamente. Aquellos que reciben el precioso don de la fe, se convierten en hijos de Dios; y, siendo hijos, recibirán el Espíritu de santidad para caminar como también Cristo caminó.

En cada parte de este nombramiento de Dios, la promesa y el deber van de la mano. Todo es regalo gratis; y sin embargo, tal es el regalo, que el resultado final depende de nuestra futura obediencia al llamado celestial. Pero otra predestinación que esta, ya sea a vida o muerte eterna, la Escritura no conoce. Además, lo es. Cruel respeto a las personas; una consideración injusta de uno y un desprecio injusto de otro.

Es mera parcialidad de las criaturas y no justicia infinita. No es una doctrina de las Escrituras, si es verdad; sino más bien, inconsistente con la palabra escrita expresa, que habla de las ofertas universales de gracia de Dios; sus invitaciones, promesas, amenazas, siendo todo general. Se nos pide que elijamos la vida y se nos reprendió por no hacerlo. Es incompatible con un estado de libertad condicional en aquellos que deben ser salvados o deben perderse.

Tiene consecuencias fatales; todos los hombres están dispuestos, por motivos muy leves, a imaginarse entre los elegidos. Pero la doctrina de la predestinación ha cambiado por completo de lo que era antes. Ahora no implica ni fe, paz ni pureza. Es algo que funcionará sin todos ellos. La fe ya no es, según el esquema predestinario moderno, una "evidencia divina de cosas que no se ven", forjada en el alma por el poder inmediato del Espíritu Santo; no es una prueba en absoluto; sino una mera noción.

La fe tampoco se convierte en un medio de santidad; pero algo que funcionará sin él. Cristo ya no es un Salvador del pecado; sino una defensa, un defensor de ella. Ya no es una fuente de vida espiritual en el alma de los creyentes, sino que deja a sus elegidos secos por dentro y estériles por fuera; y se hace poco más que un refugio de la imagen del celestial; aun de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Mediante la santificación del Espíritu - Mediante las influencias renovadoras y purificadoras de su Espíritu en sus almas.

A la obediencia - Para comprometerlos y capacitarlos para que se entreguen a toda santa obediencia, el fundamento de todo lo cual es, la aspersión de la sangre de Jesucristo - La sangre expiatoria de Cristo, que fue tipificada por la aspersión de la sangre de los sacrificios bajo la ley; en alusión a lo que se le llama "la sangre rociada".

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad