(1) Elegidos según (a) la presciencia de Dios Padre, mediante (b) la santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

(1) Pedro, con el propósito de hablar de los deberes de la vida cristiana, razona en primer lugar los principios y comienzos de todas las acciones cristianas, elevándose muy por encima de la naturaleza y llevándonos también muy por encima de la misma. Porque él muestra que nosotros, que somos pecadores por naturaleza, fuimos escogidos primero desde la eternidad por la misericordia gratuita de Dios Padre: luego según ese decreto eterno. Por cierta segunda creación fuimos hechos sus hijos en Cristo su unigénito, por cuyo Espíritu somos transformados interiormente y por cuya sangre también somos reconciliados. Hasta el final, para que así como Cristo mismo resucitó de entre los muertos, nosotros también podamos ser recibidos en esa misma gloria celestial y eterna.

(a) O, según el propósito de Dios, que nunca altera ni cambia lo mismo.

(b) Que siendo apartados del resto de este mundo inicuo, mediante la obra del Espíritu Santo, deben ser consagrados a Dios; ( Efesios 1:5 )

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