Atrapado en el paraíso. San Agustín y Santo Tomás de Aquino opinan que este tercer cielo y paraíso son el mismo lugar, y designan la morada de los bienaventurados. Para entender el lenguaje del apóstol, debemos observar que los hebreos distinguían tres cielos diferentes. El primero comprendía el aire, las nubes, etc. hasta las estrellas fijas. El segundo incluía todas las estrellas fijas; y el tercero fue la morada de los Ángeles, en el que Dios mismo descubrió su gloria infinita, etc. El primero se llama en las Escrituras simplemente los cielos, el segundo el firmamento y el tercer cielo el cielo de los cielos. (Calmet)

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