Estima a los demás mejor que a ellos mismos. Santo Tomás de Aquino (22. q. 162. a. 3.) plantea la pregunta: ¿cómo puede un hombre inocente, con verdad, pensar que es peor que el más malvado de los hombres? Él responde que un hombre que ha recibido dones muy extraordinarios de Dios, no puede pensar en estos dones menos de lo que cualquier otro ha recibido; pero puede pensar que no tiene nada y que no es nada de sí mismo. Y un hombre verdaderamente humilde considera sólo sus propios pecados y faltas, y está convencido de que cualquier otra persona habría hecho un mejor uso de las mismas gracias; lo cual concuerda con lo que sigue, (ver. 4) sin considerar las cosas que son suyas. (Witham)

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