Los judíos enviaron, etc. Estos hombres, que eran sacerdotes y levitas, parecen haber sido enviados y delegados por el sanedrín, o gran concilio de Jerusalén, para preguntarle a Juan el Bautista, quien entonces era en gran estima y veneración, si no era su Mesías; quien, como sabían por las predicciones de los profetas, vendría por ese tiempo. Juan les declaró que no lo era. A su siguiente pregunta, ¿si no era Elías? Él respondió: no lo era: porque en persona no lo era; aunque nuestro Salvador (Mateo xi.

14.) dice que era Elías: a saber, solo en espíritu y oficio. Su tercera pregunta fue, ¿si él era un profeta? Él respondió que no. Sin embargo, Cristo (Mateo xi.) Nos dice que fue un profeta y más que un profeta. Sólo en la aceptación ordinaria, se les llamaba profetas que predijeron lo que vendría: Juan entonces, con verdad, así como con humildad, pudo decir que no era un profeta; no siendo enviado para predecir la venida del Mesías, sino para señalarlo como ya venido y presente con los judíos. (Witham)

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