Nadie ha visto a Dios. Ningún mortal en esta vida por una perfecta unión y disfrute de él. Tampoco puede ninguna criatura comprender perfectamente su infinita grandeza: ninguna sino su divino Hijo unigénito, que está en el seno de su Padre, no sólo por una unión de gracia, sino por una unión y unidad de sustancia y naturaleza; de lo cual Cristo dijo, (Juan xiv. 11.) Yo soy en el Padre, y el Padre en mí. (Witham)

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