En esta parábola el redil es la Iglesia: el buen pastor, y también la puerta es Cristo: los ladrones y salteadores son guías falsos; los asalariados, los ministros que buscan su propio beneficio y ganancia, y una buena vida, como ellos lo llaman; los lobos, herejes; las ovejas aún no fueron traídas al redil, los gentiles no se convirtieron entonces. (Witham)

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